SUIZA Y AUSTRIA ORIGEN DE LA CULTURA CELTA
Desde que en 1747 se encontró una losa sepulcral en los jardines del Lindenhof con una inscripción en latín con el nombre de un niño llamado Lucius Aelius Urbicus, siempre se había pensado que Zúrich (Suiza) tenía un origen romano. Y es que además los hallazgos arqueológicos en la muralla de la ciudad vieja corroboraron que allí se asentó una guarnición militar del Imperio Romano y que posteriormente ese asentamiento se convirtió en un pueblo civil.
Pero en 1999 hubo otro hallazgo, debido a unos labores de canalización se descubrieron unos objetos arqueológicos prehistóricos celtas. Principalmente vasijas de barro y monedas que indicaban que allí hubo un asentamiento prehistórico celta a las orillas del lago suizo mucho anterior al romano.
Los pueblos celtas se asentaron por primera vez en torno a los Alpes durante el periodo Hallstatt (en referencia a una ciudad de Austria) a finales de la Edad de Bronce aproximadamente a partir de 1500 a.C. y Edad de Hierro (1200-400 a.C.) Fueron sociedades tribales de origen endogermánica que se esparcieron por Europa Central, la galia, España y las Islas Británicas. Después cuando el Imperio Romano se fue alargando y llegaron a ellos fueron absorbidos por la sociedad romana invasora.
Hay que tener en cuenta que el término celta no se refiere a una entidad étnica, ni genética, sino a una particular sociedad de índole cultural y en particular lingüística. Compartían una misma cultura y lengua con connotaciones particularmente abstractas y místicas.
El pueblo celta se ha reinventado continuamente a lo largo de la historia influenciándose recíprocamente con las culturas con las que entraba en contacto, pero siempre ha conservado una identidad cultural propia, común entre todas las comunidades célticas esparcidas por Europa. Por lo que los celtas eran comunidades europeas unidas por un similar estilo artístico y cultural, y no sólo un pueblo asentado en la zona más al norte, en Irlanda, Escocia y Gales.
El término “celta” lo utilizaban ya los griegos 500 a.C., refiriéndose a los pueblos bárbaros que vivían en aquellas colinas cercanas al norte de los Alpes y en las zonas más allá de las montañas, las actuales República Checa, Serbia, Turquía, Francia, Alemania y algunas partes de España y Portugal.
Los “keltoi” como así los llamaban los griegos, vivían en pequeñas comunidades de aldeas entre las colinas y tenían un arte más abstracto y conceptual que las civilizaciones clásicas mediterráneas que vivían en ciudades y favorecían un arte más material y mundano, y menos espiritual, como lo fue el romano en sus inicios.
El Imperio Romano llegó y dominó en Gran Bretaña entre los años 43 y 410 dC, por lo también en su momento aquellos pueblos del norte adoptaron el cristianismo traído por ellos. Al igual que la cultura celta fue influenciada por sus invasores (las cruces cristianas dieron lugar a la cruz celta típica asociada a Irlanda, por ejemplo) también la romana se vio influenciada por su cultura y arte, asimilando asimismo sus mitos y leyendas que fueron integradas posteriormente en el cristianismo hasta ser consolidadas en la Edad Media y Renacimiento.
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