LOS 10 PRESUNTOS SANTOS GRIALES MÁS FAMOSOS
Son muchísimos. El afán por beneficiarse de sus poderes ha seducido a la gente desde antaño. Y no es para menos, incluso los ficticios griales aunque no posean ninguna facultad mágica ni espiritual, siempre han proporcionado grande provecho económico y mundano a sus poseedores. Atraen peregrinos, curiosos y popularidad. Del más reciente hablamos en nuestro artículo “El último Santo Grial”, pero no es el único ni el que más seguidores tiene. Conozcamos algunos.
EL MÁS POPULAR
El más aplaudido de los rondan por ahí, es sin duda el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia, en España. Considerado por muchos el auténtico, entre ellos la Santa Sede, la cual en octubre de 2014 hasta instituyó el Jubileo del Santo Grial que se repite cada cinco años (donde es posible obtener el perdón de todos los pecados con la indulgencia plenaria que se concede a quien va en ese periodo) y nombró la catedral como lugar Santo de Peregrinaje. Además ha sido utilizado para celebrar la eucaristía por los papas Juan Pablo II en 1982 y por Benedicto XVI en 2006, y según la leyenda fue utilizado al menos por 23 papas más (los primeros de los siglos I,II y III).
Es una copa de ágata, dicen tallada en el siglo I con un pie con asas (ésto último accesorio añadido posteriormente). Dicen que fue mandado a España por San Lorenzo mártir ya en el siglo III, concretamente en el año 258 poco antes de su martirio.
Y hasta hay una “versión a la española” de la historia de sus primeros custodios, que intenta justificar su autenticidad. Evidentemente para que esto fuera posible y hacer coincidir todo, tuvieron que cambiar algunos acontecimientos, fechas y personajes de la versión aceptada como la original (principalmente sacada de la historia de Wolfram).
LA VERSIÓN ESPAÑOLA DE LOS PRIMEROS CUSTODIOS
Dicen que los trovadores occitanos llamaban al rey de Aragón (el cual había ido alguna que otra vez por el Mediodía francés), Amfortas. Recordemos que Anfortas era el tercer custodio, sucesor de su hermano Frimutel, y anteriormente de Titurel (según la leyenda prequel del Parzival de Wolfram). De aquí parte la leyenda. Para justificar este rumor señalan que existieron algunas monedas acuñadas en aquella época, de Alfonso I (1104-1134), el Batallador, en las cuales había inscrito “Anfus Dei Gratia Rex”.
Pero en este modo la leyenda de Titurel da un salto en el tiempo y posiblemente también en el espacio (ya que se ha siempre creído que la montaña de Munsalvaesche o Montsalvat donde estaba el Templo del Grial pudiera hacer referencia a algún lugar del Pirineo francés o como mucho al macizo de Monserrat, en Cataluña). Sin embargo la leyenda española aunque se traslada cerca de las sierras exteriores del Pirineo, en Osca, Huesca, Aragón (España), no está en las montañas sino en un cerro plano cercano a ellas, conocido como la Hoya o la Plana. Pero lo que más contrasta es el hecho que la historia avanza en el tiempo unos 900 años, al año 1130 aproximadamente.
La leyenda cuenta algunos hechos ocurridos realmente. Que Alfonso (según la leyenda, Amfortas) pierde gran parte de sus territorios y su reino cae en desgracia. Durante la batalla de Fraga (ocurrida realmente en septiembre de 1134) en Huesca contra los almorávides, el rey queda herido,
y huye al Monasterio de San Juan de la Peña donde estaba ya el Grial desde 1071 (mandado por San Lorenzo). La herida no cicatriza, y mientras está la llaga abierta su reino se derrumba. Después de veinte días muere sin hijos.
Alfonso I había introducido en España la Orden del Temple. Como murió sin descendientes en su testamento dejó su reino a las órdenes militares, a los templarios, hospitalarios y a los del santo sepulcro. Después los aragoneses rechazando su testamento sacaron a su hermano Ramiro del monasterio donde vivía y le pusieron por soberano como Ramiro II, el rey monje, le llamaban. Es según la leyenda, Perceval, el caballero místico. Pero a los ricos no les va bien este nuevo rey, poco guerrero y combativo, y empieza una rebelión.
Pero la turné del cáliz que encaja con esta versión española no podía ser la “pagana” de Titurel y Perceval (ésta presentaba elementos mágicos, hadas, brujas y espadas encantadas). Aún si en ella se aludía a la montaña de Munsalvaesche (mons salvationis), en cuya cima estaba el templo del Grial que podía estar en algún lugar de los Pirineos y por tanto también en España.
Al respecto tenemos que considerar que como hemos dicho antes, también se ha pensado que Montsalvat se refería al macizo de Montserrat en España. Pero la vinculación de Montserrat al Cáliz de Valencia no resultaba coherente con la historia de Lorenzo (aunque la otra tampoco). Porque simplemente no coincidían los hechos. También dicen que la reliquia pudo haber visitado el monasterio de Montserrat en una ocasión, pero habría sido en el siglo XX, y por breve tiempo, cuando peregrinó por sus antiguos refugios durante la conmemoración de su XVII centenario de su llegada a España y pasó de nuevo por Barcelona.
LA AGITADA TURNÉ DEL CÁLIZ
La historia debía tener por tanto connotaciones claramente cristianas y tenía que iniciar naturalmente en la Última Cena.
Se supone que después de la cena el cáliz fue custodiado por los primeros papas partiendo de San Pedro (quien participó en la cena con Jesús) hasta llegar a Sixto II (el vigésimo cuarto). Lorenzo había nacido en Huesca en c. 225. (de ahí que haya sido elegido en la leyenda como conexión con España).
Cuando el emperador Valeriano proclamó el edicto de persecución contra los cristianos se encontraba en Roma, un año antes en 257 había sido nombrado diácono. El papa Sixto II fue decapitado en 258 pero cuenta la leyenda que antes de morir encontró a Lorenzo y le entregó los tesoros que la Iglesia había acumulado, para que los pusiera a salvo, entre ellos el Cáliz.
Cuando mataron a Sixto, el emperador dio a Lorenzo tres días para juntar y entregar el tesoro. Antes que se cumpliera el plazo, Lorenzo acudió a una reunión clandestina con otros cristianos en una cueva o catacumba, donde encontró a Precelio, un hispano nacido en Yepes (Toledo, España), a quien entregó varias reliquias, entre ellas el Cáliz, y le encargó que se las llevara a sus parientes que vivían en Osca, Huesca junto a una carta y un inventario.
Después del plazo de tres días Lorenzo fue quemado vivo en una parrilla. Pero para entonces según la leyenda las reliquias estaban a salvo. Precelio las llevó como había prometido a los tíos y primos de Lorenzo, y ellos las escondieron en la iglesia de San Pedro el Viejo (un templo visigodo y mozárabe que según cuenta la tradición oral fue el único templo cristiano abierto al culto durante la dominación musulmana)de su pueblo. Y así llegó a España.
Después de varias siglos, en 711 ante el avance de los musulmanes el obispo Acilso huyó a refugiarse con la reliquias de la Iglesia a las montañas de los Pirineos entre ellas el Cáliz, y la escondió en la Cueva de Yebra (se sospecha que la iglesia parroquial de Yebra fue durante algunos años Sede Episcopal).
EL CÁLIZ EN LA SEDE EPISCOPAL
A medida que la Sede Episcopal cambiaba de lugar (bien por alguna amenaza o por conveniencia), el cáliz junto a las demás reliquias de la Iglesia se trasladaban con ella. Y así pasaría por varios templos, en los años 815-831 se localizó en el Monasterio de San Pedro de Siresa, en Hecho, donde la sede episcopal debió permanecer por más de cien años. Luego antes del año 1000 se trasladó a Santa María de Sasabe, en San Adrián, cerca de Aisa. En 1014 al 1033 la Sede Episcopal pasó a la Iglesia de la Corte en Bailo donde permaneció desde 1014 al 1045. En 1045 la Sede Episcopal se traslada a Jaca, el cáliz estaría custodiado primero en la Iglesia o monasterio provisional (mientras construían la catedral), y luego en la nueva Catedral de Jaca cuando terminaron de edificarla en 1063. Estando la reliquia en la Catedral de Jaca aparecería en escena según la leyenda Amfortas, o Alfonso I. En 1171 llega al Monasterio de San Juan de la Peña de Huesca, en donde permaneció hasta 1399, hasta que el rey de Aragón Martín el Humano solicitó la reliquia insistentemente (primer documento escrito del grial) a los monjes para tenerla en su casa de Zaragoza, al Oratorio del Real Palacio de la Aljafería de Zaragoza.
SU PASO POR BARCELONA
El Cáliz estuvo en Barcelona (pero no en Montserrat) por algunos años. Recordemos este tramo de la turné: El cáliz estaba en el Monasterio de San Juan de la Peña, en 1399 fue entregado al rey Martín I, que primero la conservó en su Palacio de la Alfarería en Zaragoza. Cuando el rey se trasladó a vivir a su castillo en Barcelona c.1408 (donde hoy está la conocida Torre Bellesguard proyectada por Gaudí entre 1900-1916) se lo lleva con él, quedando depositada en la capilla del Palacio Real de Barcelona.
Después cuando el rey se fue a vivir a Barcelona se la llevó allí. Más tarde Alfonso V la llevaría a su casa de Valencia en 1424, y cuando se ausentó mandó llevarla a la Catetral de Valencia en 1437.
SU LLEGADA A VALENCIA
Alrededor de 1423-1424 el rey de Aragón, entonces Alfonso V, el Magnánimo (Martín había muerto sin sucesor directo), regresa de Nápoles a Valencia (también era el rey Alfonso III de Valencia) llevándose allí las reliquias de la corona, y quedan depositadas en la Capilla del Palacio Real de Valencia el 2 agosto 1428. En 1432 el rey parte de nuevo hacia Italia. Después de unos años, en 1437 el rey todavía ausente manda que sean custodiadas en la Catedral de Valencia (las reliquias las había dejado como aval de un préstamo con la Catedral).
UN PRÉSTAMO NO PAGADO
El rey Alfonso el Magnánimo recibió un préstamo de la Catedral de Valencia de 136.430 sueldos para financiar los gastos militares del reino de Nápoles, y puso de garantía de devolución las reliquias de la corona de Aragón entre ellas el cáliz. Al llegar el vencimiento y no pudiendo pagar la deuda, entregó las reliquias y el Santo Cáliz a la Catedral de Valencia en 18 marzo de 1437.
La entrega fue realizada por Joan, hermano de Alfonso. En la catedral la reliquia estuvo hasta 1809, cuando el canónigo Pedro Vicente Calvo huyendo de las tropas napoleónicas la trasladó a Alicante. Luego por la Guerra de la Independencia la llevaron a Ibiza, Mallorca y finalmente en 1813 volvió a la Catedral de Valencia.
Durante la Guerra Civil Española se escondió fuera de Valencia. Ocurrió durante el asalto e incendio de la catedral el 21 de julio de 1936. El Canónigo Elías Olmos Canalda puso a salvo el cáliz entregándolo a una feligresa de confianza llamada María Sabina Suey. Ella lo escondió en casa de su madre en la calle Avellanas n.º 3, 3º. Luego la reliquia viajó a la casa de su hermano en la calle Pelayo nº 7 donde permaneció hasta octubre de 1936. En enero de 1937 vuelve a la calle Avellanas. Y el 29 junio de 1937 se traslada a otros parientes cerca de Carlet en la casa de Bernardo Primo Alufre (hoy la calle se llama del Santo Cáliz). Finalizada la guerra civil, el 30 marzo 1939 vuelve a la Catedral de Valencia.
Desde entonces a salido de paseo sólo en pocas ocasiones, en 1959 en la conmemoración del XVII centenario de su llegada a España hizo un peregrinaje visitando sus antiguos refugios. El itinerario partió desde su antiguo cobijo de San Juan de la Peña, pasando por los demás hasta llegar de vuelta e Valencia en julio del mismo año. Hizo otra peregrinación a Carlet (Valencia) en 1964 para celebrar los 25 años de su ocultamiento allí.
LOS INDICIOS QUE SOSTIENEN LA AUTENTICIDAD DEL CÁLIZ DE VALENCIA
Dicen que este grial es el auténtico también porque el monasterio español y sus alrededores fue el paraje que describió el poeta Chrétien de Troyes (el primero que nombró un grial) en sus relatos poéticos. Al parecer la descripción realizada en la poesía tiene grande similitud con el edificio y los entornos del monte San Salvador en cuyo valle se encuentra precisamente el Monasterio de San Juan de la Peña.
Y no sólo, existen otras pruebas que lo indican como el mejor aspirante. Por ejemplo que en la base de la copa hay una inscripción, un minúsculo texto cúfico,pero curiosamente en árabe, de 17 milímetros, donde está escrito “resplandeciente”(de ahí que se relacione con los astros celestes). Pero para otros la grafía dice “Dios, el Salvador” (leído en hebreo y a la inversa). Según sus simpatizantes ésto indicaría que es el que utilizó Jesús en la Última Cena.
Sin embargo unas investigaciones de la Universidad de Valencia (UPV) dicen que es posible que el autor de la inscripción fuera un rabino judío converso llamado Moshé Sefardí, o Pedro Alfonso (su nombre “cristiano” en homenaje a su protector Alfonso I del que fue su médico) quien tenía acceso a San Juan de la Peña donde estaba el Cáliz, ya que fue médico del reye Alfonso I. Pedro era traductor y conocía la lengua hebrea y árabe, además de ser astrónomo (experto en las tablas astronómicas y calendarios árabes). Y curiosamente en este periodo se completó la decoración del Cáliz con la inserción de un pie y unas asas.
Y como hemos señalado antes, asimismo al cáliz se le relaciona con unas monedas acuñadas en el periodo de rey Alfonso I, las cuales confirmarían que Alfonso era en realidad Amfortas, el tercer custodio del Santo Grial. Al parecer el hecho que fue al monasterio a refugiarse para curarse de su herida mortal, indicaría que también lo había llevado allí antes para ser custodiado por los monjes.
Curiosamente el primer documento escrito en relación a este grial son unas cartas del rey Martín I en las cuales solicita a los monjes del Monasterio de San Juan de la Peña que le sea entregado el Cáliz, datadas en 29 de agosto y 23 de septiembre de 1399, por lo que se tiene constancia que el cáliz estuvo allí (los demás sitios son suposiciones transmitidas oralmente o generadas por otros atisbos históricos). Los monjes cedieron y entregaron el cáliz. Aunque el documento de la donación hace constar que el cáliz fue traído de Roma con una carta de San Lorenzo, esa carta nunca ha sido encontrada, por lo que sigue siendo una información recopilada de la leyenda oral.
Pero según los partidarios una prueba “física” de que Lorenzo mandó el cáliz a España existe. Sería según ellos el capitel de la Catedral de Jaca. En el cual a través de unos labrados en la piedra, se cuenta la historia de la leyenda. Se supone que las iconografías pertenecieron al claustro viejo de la catedral en el siglo XI, entre 1044 y 1076. Aunque no hay documentos que puedan confirmar la fecha de su construcción porque los archivos sufrieron varios incendios en 1395 y 1450 por lo que esta información no está constatada. Pero aunque la fecha no coincida, la inscripción en la piedra de la palabra SIXTVS hace referencia al papa Sixto, por lo que se relaciona con la leyenda de Lorenzo y el Grial.
En particular la iconografía representaría la leyenda del como llegó el cáliz a España. En una de las caras el papa Sixto II (por la inscripción SIXTUS) da una ordenanza, en la siguiente faceta se aposta que es Lorenzo quien entrega un objeto (se supone el cáliz) a un soldado y lo bendice, en la tercera Lorenzo es apresado, y el la cuarta representación Lorenzo es martirizado.
EL PLATO DEL PAN DE LA ÚLTIMA CENA
El Sacro Catino de Génova, fue traído desde Tierra Santa en la Primera Cruzada a Italia. Es un plato hexagonal de cristal verde egipcio, que por tiempo se creyó fuera esmeralda. Este no se considera el Grial, sino un plato utilizado en la Última Cena.
UNA CONFUSIÓN LINGÜÍSTICA
El Santo Grial del Monasterio de Santa María de O’Cebreiro en Lugo, situado en una aldea por donde pasa uno de los caminos de Santiago. Custodiado allí desde el siglo IX cerca a un hospital que cobija a los peregrinos. La leyenda se formó por causa de un milagro que causó este grial, el cual durante una eucaristía el pan y el vino se convirtieron en carne y sangre. Después la leyenda fue llevada por el norte de Europa por los peregrinos franceses y alemanes, siendo de inspiración para convertirlo en el verdadero santo Grial de la Última Cena, pero fue por una confusión lingüística ya que la hospedería de O’ Cebreiro estaba dedicada a San Geraldo de Aurillac, cuyo nombre lo pronunciaban Guiral, similar a grial, de ahí la asociación.
DOS CUENCOS SIN VALOR
El Cáliz de doña Urraca del siglo XI, según los autores de la hipótesis que publicaron un libro donde explicaron su origen, éste sería el verdadero Santo Grial. Son dos cuencos de ónice de origen romano de escaso valor. Según el relato lo donó un califa fatimí al emir de la taifa de Denia en 1054 y fue pasando por manos de reyes hasta el día de hoy que se encuentra en la Basílica de San Isidoro de León. Sin embargo la escasa validez histórica de sus investigaciones y los abundantes errores de interpretación han hecho que este grial no sea considerado nunca válido para ser candidato al puesto del auténtico.
OTROS PRESUNTOS GRIALES
El Cáliz de Antioquía mostrado en el Metropolitan Museum de Nueva York. Encontrado en Siria a principios del siglo XX, las posteriores investigaciones demuestran que es una falsificación.
La Copa de Santa Isabel, de Hungría. Tras su muerte se le atribuyeron curaciones milagrosas.
El Cáliz de Ardagh, fue encontrado en Irlanda del siglo VIII y actualmente está expuesto en el Museo Nacional de Dublín.
El Achatschale, el cuenco de ágata del tesoro de los Habsburgo en Viena. Es del siglo IV procediente de Constantinoplo o Tréveris. Forma parte de las reliquias imperiales del antiguo Sacro Imperio Romano Germánico.
El Vaso de Nanteos es un cuenco medieval de madera de la Mansión Nanteos de Gales. Sin embargo las investigaciones han demostrado que es del siglo XIV y además la madera no se utilizaba para el vino por ser porosa.
EL GRAL DEL RÍO TÁMESIS
Es el penúltimo a despuntar. Lo hizo hace menos de un año cuando salió la noticia que se había encontrado el verdadero Santo Grial (como en todos los casos dicen), junto al resto del mismo inmenso tesoro que del que hemos apenas hablado al inicio. En aquella ocasión también supuestamente se encontraba en Inglaterra, pero esta vez bajo las aguas del río Támesis, a las afueras de Londres.
En aquella ocasión fue Barrie-Jon Bower, también aficionado de arqueología de 41 años residente en Inglaterra quien aseguraba de saber donde estaba el Santo Grial. Al parecer estaría en una cripta secreta subterránea debajo del río Támesis, en concreto en un tramo de reciente construcción artificial que atraviesa el barrio de Hounslow Heath, en el extremo oeste de Londres.
Según sus declaraciones al periódico local The Sun, la mítica orden de los Caballeros Templarios regresó de las cruzadas con reliquias sagradas y tesoros de oro y gemas, entre ellos estaría el Santo Grial, que según él es una piedra y no una copa. Construyeron esta cripta subterránea secreta para esconder aquellos tesoros traídos de Tierra Santa. Por lo que allí, bajo los fundamentos de cemento de la pequeña presa artificial estaría la bóveda de la cripta secreta, la última morada del tan buscado y codiciado cáliz sagrado.
Y para poder confirmar su teoría y averiguar si realmente está allí abajo la cripta secreta y el Santo Grial dijo que ha convencido a una agencia medioambiental para que apoyara su iniciativa, con el objetivo de drenar el río en ese tramo según informa el portal Ancient Origins. Según declaró los equipos geofísicos con los que ha realizado la investigación le han costado alrededor de 1.000 libras esterlinas y ahora planea drenar el río cuando tenga los permisos y la fecha, ya que el drenaje programado para el 18 de diciembre del pasado año se pospuso por condiciones meteorológicas adversas.
A la vista de todo ésto, todos están empeñados en que el Santo Grial tiene que ser una copa o cáliz (o una piedra en en forma de copa o una piedra incrustada en una copa, para que pudiera contener líquido) de gran valor económico (a excepción de los dos cuencos de oníce de doña Urraca).
La idea más generalizada es que fuera de algún mineral precioso, de ágata, de esmeralda o cristal verde egipciano, de oro. Pero ¿sería plausible que un hombre humilde y pobre como lo era Jesús en el año 33 bebiera con sus amigos igualmente pobres en un banquete con una copa de semejante valor? … Puede que sí, pero eso te lo contamos en otro de nuestros artículos.
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